Dyango, esencialmente, una persona con sensibilidad para el arte, así lo transmite con su voz, y con una de sus otras pasiones, quizás menos conocida, que es la pintura. Él es un creador pictórico dotado de increíbles recursos, gracias a su avidez investigadora y a sus ganas de comunicar su yo interior.
En su persona, voz y pintura se funden en un solo concepto, guiadas por su emotiva delicadeza. Como cantante, sobran los adjetivos; como artista pictórico, es capaz de metabolizar toda esa carga emocional y trasladarla a la tela.
Sus referentes plásticos son muy variados, pero en ellos está, casi siempre, presente un cierto aroma vanguardista.
Su fuente de inspiración la encontramos en los grandes maestros que revolucionaron la manera de entender el arte durante el primer cuarto de siglo XX, lo cual queda muy patente en sus obras: el surrealismo de Dalí, el cubismo de Picasso, la geometría estructural de Kandinsky, los atrevidos diseños vanguardistas de Sonia Delaunay, apoyos costructivistas de Liubov Popova y ciertos detalles formales de la Bauhaus alemana y la De Stijl holandesa.
El creador también recurre, en ocasiones, al uso de texturas y de elementos figurativos y orgánicos para acabar de definir su universo pictórico.
En definitiva, hablamos de un ARTISTA (con mayúsculas) que brilla con luz propia tanto en los escenarios como en los espacios expositivos, muy dotado técnicamente y que presenta una obra muy completa y densa.